sábado, 22 de junio de 2013

El ignorante


Su ignorancia lo hacía feliz, obviamente, sin darse cuenta de ello. No se percataba de la cercanía del final de su existencia. Padecía una enfermedad congénita que provocaría su muerte en tan sólo unos meses. Al menos ese era el pronóstico para otro individuo con el mismo grado de deterioro en su organismo, debido a la misma afección. El ignorante vivió más que el enterado.

Esta vez, su ignorancia además de hacerlo feliz, le salvó la vida, pues para cuando fue informado de su situación clínica existían ya varios tratamientos de bajo costo y muy efectivos para erradicar su mal. Cuando supo del otro paciente y el diagnóstico expuesto, se alegró del desconocimiento, pues éste lo salvó sin representarle ningún esfuerzo. Desde entonces, prefiere también ignorar lo que sucede en su país, talvez así se viva mejor, pensó él. La sociedad en la que vivía cada vez estaba peor, entonces decidió seguir siendo más ignorante y, ahora también, indiferente. Su actitud lo hizo el más longevo de su región, superó la esperanza de vida y, finalmente, murió de forma natural a sus noventa años de edad.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario